EL
HOMBRE MANCILLADO: HIPOLITO
Un dramaturgo griego rechazado por sus
contemporáneos por estar adelantado a su época, reconocido por pocos en su
tiempo, pero inmortal hasta la modernidad; el tercero junto con Esquilo y
Sófocles de los tres grandes poetas trágicos de Ática, evidentemente fue
Eurípides. Según la tradición, Eurípides nació en Salamina, un 23 de septiembre
probablemente del año 480 a.C., el día de la gran batalla naval entre los
griegos y los persas. Sus padres, según afirman ciertos expertos, pertenecían a
la nobleza; en opinión de otros, sin embargo, eran de origen humilde. Su hijo,
en cualquier caso, recibió una esmerada educación y tuvo como maestros a
Protágoras, Anaxágoras y Sócrates. Las obras de Eurípides comenzaron a
representarse en los festivales dramáticos de Ática durante el año 454 a.C.,
pero hasta el año 442 a.C. el autor no obtuvo el primer premio.
Fue un hombre austero y, frecuentemente
objeto de ataques por parte de los escritores atenienses de comedia:
Aristófanes lanzó contra él una sátira en Las ranas (405 a.C.). A
pesar de todo, sus obras se hicieron famosas en toda Grecia. Al final de su vida
abandonó Atenas y se instaló en Macedonia.
De las numerosas obras atribuidas a Eurípides
se conservan diecisiete tragedias y un drama satírico, Los cíclopes. Entre
las tragedias de fecha conocida figuran Alcestes (438
a.C.), Medea (431 a.C.), Hipólito (428 a.C.), Las
troyanas (415 a.C.), Helena (412 a.C.), Orestes (408
a.C.), Ifigenia en Áulide y Las bacantes (ambas
representadas póstumamente en el 405 a.C.). Entre las obras de fecha incierta
destacan Andrómaca, Hércules, Hécuba, Los
suplicantes, Electra, Hércules loco, Ifigenia entre los
tauros, Ión y Las fenicias.
En la lejana Trecenia, Fedra se ha convertido
en un pobre peón de la diosa Cipris, que lo único que desea es cobrar venganza
contra Hipólito, aun a costa de una de sus más fieles servidoras. Hipólito ha
cometido el pecado de adorar a su contraparte, Artemisa, y aborrecer los dones
de Afrodita, al evitar a toda costa a las mujeres y cualquier tentación
amorosa, por lo que se dedica únicamente a la casta adoración de su diosa
idealizada.
A causa de la presunción de Hipólito,
Afrodita añora la venganza, y hace que Fedra, la madrastra de Hipólito, se
enamore apasionadamente de este. Fedra padece su amor por algún tiempo, hasta
que su nodriza al tratar de ayudarla, le revela la situación a Hipólito que
amenaza con contarlo a su padre. Fedra, desesperada y vengativa, se suicida,
tal como lo hiciera Yocasta en Edipo rey, pero escribe una nota en la que acusa
a Hipólito de haberla ultrajado, por lo que Teseo, su esposo y padre de aquel,
lo maldice y provoca la muerte de su hijo por obra de Poseidón.
A diferencia de Esquilo y Sófocles, Eurípides representaba los nuevos movimientos morales, sociales y políticos surgidos en Atenas hacia finales del siglo V a.C. Se interesó ante todo por el pensamiento y las experiencias del ser humano ordinario, más que por las figuras legendarias del pasado heroico. Eurípides trataba a sus personajes de un modo realista, no como símbolos idealizados y ajenos a la vida normal; era capaz de demostrar la corrupción y la debilidad humana con amargura y hondo realismo, tal como lo representa Fedra en este texto y, al mismo tiempo, reflejar en sus obras un profundo respeto por el heroísmo humano, la dignidad y la pasión, como ocurre con Hipólito. También es notable, y un importante aporte en su obra el protagonismo que da a la mujer en el personaje de Fedra, quien es heroína del crimen, aunque en otras obras describe también heroínas de la virtud.
A diferencia de Esquilo y Sófocles, Eurípides representaba los nuevos movimientos morales, sociales y políticos surgidos en Atenas hacia finales del siglo V a.C. Se interesó ante todo por el pensamiento y las experiencias del ser humano ordinario, más que por las figuras legendarias del pasado heroico. Eurípides trataba a sus personajes de un modo realista, no como símbolos idealizados y ajenos a la vida normal; era capaz de demostrar la corrupción y la debilidad humana con amargura y hondo realismo, tal como lo representa Fedra en este texto y, al mismo tiempo, reflejar en sus obras un profundo respeto por el heroísmo humano, la dignidad y la pasión, como ocurre con Hipólito. También es notable, y un importante aporte en su obra el protagonismo que da a la mujer en el personaje de Fedra, quien es heroína del crimen, aunque en otras obras describe también heroínas de la virtud.
Esta tragedia, como otras de este escritor,
emplea el coro como un elemento independiente de la acción y cuenta con algunos
otros episodios inconexos en la trama. Asimismo, inicia con un prólogo
explicativo discursado por Afrodita, en el que pone en conocimiento de los
espectadores sucesos anteriores al comienzo de la obra y a menudo esboza
también los acontecimientos futuros. Para finalizar la obra se auxilia del deus
ex machina, o introducción inesperada de un dios para facilitar o provocar el
desenlace, en la que Artemisa acude para consuelo del más fiel de sus
servidores.
Hipólito es una muestra de la dualidad del
ser humano, aunque no se represente en el mismo personaje: por un lado Fedra de
lado de Cipris que representa la pasión y la fuerza de los sentimientos
irracionales, así como el disfrute de la vida y sus placeres, y por otro lado,
Hipólito que sirve a Artemisa y se mantiene en la castidad y el desempeño único
de labores que agraden a la diosa, ignorando por completo el vicio de la vida
humana. Es una historia sobre venganza y capricho que arrastran a los humanos a
su desgraciado destino.
Nos habla de un amor que hiere físicamente, y
a pesar de dar protagonismo a la mujer, la muestra como una calamidad para el
hombre, aunque en lo personal creo, es el amor el que se vuelve una calamidad
para cualquiera, sin importar sus características.
Eurípides. Hipólito. Recuperado de https://es.wikisource.org/wiki/Eur%C3%ADpides_-_Hip%C3%B3lito el 20 de Octubre/2015.